¿Existe realmente «la mujer del proceso»?
- Mariana Bermudez
- 6 feb
- 4 Min. de lectura

Me gustaría saber de dónde nació el concepto de «La Mujer del Proceso". El término se ha venido acuñando y propagando como pólvora, en redes sociales. Opinadores, psicólogos, supuestos «influencers»... todos tienen algo que decir acerca de ser la desdichada «mujer del proceso». En algo coinciden todos: «no seas "la mujer del proceso"».
Antes era más fácil saber de dónde surgían términos como este. Actualmente, gracias a la globalización; a la característica efímera y fugaz de los medios; a lo volátil y líquida que se vuelve la información, es difícil llevarle la pista a los nuevos términos. No sabemos sí surgió de un psicólogo, de un meme, de Tiktok, o si la primera vez que se usó, lo hizo un influencer. No se sabe.
Sí se googlea a la fecha encontramos un artículo de prensa que define a esta mujer como una mujer que entra a una relación de pareja con claras intenciones de compromiso, ofreciendo lo mejor de sí y dejando hasta el pellejo de ser necesario para conseguir lo que tanto desea. Lastimosamente y para su desgracia, su esfuerzo y dedicación no serán correspondidos, lo que generará en ella innumerables consecuencias principalmente psicológicas.
Los motivos de esta falta de reciprocidad por parte de su compañero son muchísimas, y quiero acotar algo antes de empezar: no he escuchado ni leído, sobre ser «la mujer del proceso» en relaciones no hetero sexuales.
Entonces, ¿por qué un hombre no correspondería a una mujer tan espléndida? imposible de responder. Los opinadores, reyes de las redes, expertos y aficionados abren un abanico infinito de posibilidades: inmadurez, egoísmo, manipulación, rasgos ególatras, falta de responsabilidad afectiva y hasta narcisismo, psicopatía o sociopatía. Sea como sea el compañero debe buscar ayuda especializada porque nadie puede ser tan desconsiderado.
Y por cierto, ¡qué machismo denota el término de «la mujer del proceso»!. O sea ella es el «proceso» del hombre. ¿No es ella quien vive un proceso donde es quebrada? ¿no es ella la que pasa por un proceso de introspección y anagnórisis? ¿no es ella quien debe rehacer su vida con todo el estoicismo del mundo luego de haber sido defraudada? Ah no, el proceso es el del hombre, que muchas veces hasta con una mujer del supuesto «proceso», no aprende, ni evoluciona en nada.
Saben, también hay «hombres del proceso». También hay mujeres que saben aprovechar el mejor momento de otros y beneficiarse de eso. Pero no hay un «hombre del proceso», no. Son las mujeres, que están a disposición de los hombres para su evolución y maduración. Como puestas por el gobierno, algo así.
Pero volvamos al tema favorito de nuestros coach, expertos y pseudo psicólogos de las redes: «La mujer del proceso». La misma, al salir de esta relación abusiva, suele ser enjuciada por quienes la rodean. Para los que están de espectadores es fácil opinar y juzgar estando afuera de este círculo que solo saben entender las mujeres que han hecho este papel. Es fácil decir «¿Por qué no lo deja?», y no entender esa dependencia.
Entonces, sí una persona está siendo violada y vulnerada por otra; encerrada bajo llave, atada de manos y no tiene cómo defenderse ante estas agresiones, nos indigna. Pero si esta víctima tiene la puerta abierta para irse cuando desee, las manos desatadas, cerca de ella objetos para defenderse y aún así permite la agresión, pensamos que esta está igual de mal de la cabeza que su agresor y que tal vez hasta le gusta... ¿Quién está verdaderamente mal? ¿la víctima o el victimario?... ¿o no será quizá que el miedo la paraliza? ¿Que ambos están igual de mal?
Sí ambos. Ambos tienen algo mal. El que genera el daño, pero también la víctima que le está dando total permiso a su victimario. Y ojo, la víctima cuando decide romper este ciclo es totalmente consciente de eso. Es consciente de que estuvo mal permitir ese daño, así que no hace falta hacérselo saber. Ya será suficiente con su consciencia señalándole y recordándole con reproche “dejaste que te hieran esto y aquello” sucesivamente.
Ahora bien, quisiera rescatar varias cosas (para mi), importantes de ser la mujer del proceso. La primera es asumir que no es tu culpa haberlo sido. No te puedes culpar por dar lo mejor de ti, ni por querer amar. No te puedes culpar por haber sido fiel o leal, (cualidades casi imposibles de encontrar en la actualidad). No tienes culpa de conscientemente haber dado lo mejor de ti y ofrecer cosas buenas. Ese es el reflejo de lo que está verdaderamente dentro de ti, y no puedes culparte de que dentro de ti hayan cosas buenas por brindar a quienes te rodean. Fue tu decisión haber sido buena persona, así como fue decisión de quien te lastimó, no ser responsable de sus actos y sus consecuencias. Las decisiones de otras personas no son ni fueron tu culpa ni responsabilidad para que te culpes por eso.
La segunda cosa importante para tomar en cuenta, es que tienes la oportunidad de relacionarte con alguien que sí sepa querer, que esté disponible emocionalmente, que pueda y quiera dar lo mismo que tú. Ahora, la persona que te dejó ir, a esa persona muy difícilmente la vida le vuelva a cruzar alguien como tu, y aunque se le cruzara, él lo que tiene para ofrecer es el mismo amor mediocre del cual te liberaste.
Por último no te quedaste en ese lugar inseguro porque no te quieras o porque no te valores o porque no tengas dignidad. Deja de repetírtelo. Te quedaste porque en algún momento esa persona fue un lugar apacible y amable, y te quedaste porque querías eso para ti. Porque querías lo mejor para ti y porque pensabas que luego de la tempestad volvería ese lugar de seguridad. Te equivocaste pero eso no te hace indigna ni te hace menos, simplemente te hace humana, te hace una mujer, una mujer que vivió un proceso, pero no que es el “proceso”.
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